martes, 18 de noviembre de 2008

Quizás bastaba respirar...


Cogiste mi mano cuando me ahogaba.
Me devolviste el aliento cuando había decidido dejar de respirar.
Abrazaste con tu maravilloso esplendor lo poco que quedaba de mí.
Me iluminaste, haciendo desaparecer la oscura soledad que me aferraba con tanta fuerza.

Aunque era difícil descifrar el porqué de tus acciones, el porqué de tu grandeza, simplemente la acepte, la abrace.

Tu mirada atravesó despiadadamente hasta mi alma, sin contemplaciones me conquistaste.
Con un susurro me cautivaste, y con un beso me atrapaste.

Contigo aprendí que las palabras son innecesarias cuando nuestras almas se comunican con la mirada.

Tú me observas detenidamente, yo te observo a ti de la misma manera, estamos desnudos...siempre estamos desnudos el uno para el otro, porque no hay ningún rincón en nuestros seres que no conozcamos, con el fin de mantener al descubierto nuestros corazones para no empañar de mentiras nuestro destino.

Pero me da miedo...me dio miedo reconocer el reflejo de mi alma en el interior de su mirada.

La vida te eleva al cielo mientras prepara tu descenso, cada caída te hace más fuerte, cada herida te recuerda que las cosas no pueden ir tan bien como parecen.

He buscado la trampilla detrás de escena, la salida de emergencia, la puerta oculta... cuando he querido huir de mi propia vida, porque resulto decepcionante darme cuenta de que todo tiene un trasfondo y que las cosas no son simplemente lo que son o aparentan ser, hay un lado oculto en todo lo que nos rodea.

Pero me siento completa al saber que tú eres transparente ante mí, que tú sencillamente eres tú...y es lo más hermoso que me ha podido pasar, y doy gracias a la vida porque hayas coincidido en mi destino...porque te hayas convertido en mi destino.

Te ofrezco mi mano con la seguridad de que la sostendrás, porque tu eres mi trampilla de escape, mi salida de emergencia...mi puerta oculta.

Les has dado nitidez a mi confusa impresión del amor.
Quizás antes solo bastaba con respirar pero ahora...me has dado la razón por la que he respirado hasta ahora y esa...ha sido conocerte.

Quizás nunca se cumplirá el cuento de hadas, el guapo príncipe azul que rescata a la dulce y hermosa princesa para escapar en un blanco caballo y vivir felices para siempre.

Porque no necesito que seas un príncipe, necesito que seas sincero y que seas siempre tú, porque yo no soy hermosa sino una mujer que lucha por lo que quiere, y tu eres lo que quiero...tampoco esperaré que vivamos felices para siempre, no...

La clave reside en mantener nuestro amor intacto y nada podrá con nosotros...porque el amor no consiste en no tener problemas, sino en dos corazones que afrontan los problemas juntos...

He decidido fusionar mi vida contigo y solo me queda una cosa por decir...te quiero.

No hay comentarios: