martes, 30 de diciembre de 2008

El sabor de tu pasado...


Cuantos años han pasado,
hoy ya nada es igual...
sin embargo, te sigo esperando,
acompañada de mi soledad.

Creciendo en la esperanza de la vida,
me doy cuenta de lo que soy,
tu alma perdida
esperando a que vengas por mí hoy.

¿Cómo no imaginar que algún día pasaría?
Nunca lo imaginé...
Vi puertas sin salida,
pero nunca pensé en la que yo cerré.

Hoy no sé si soy para ti lo que dices,
hoy no sé si yo siento lo que digo,
pero si sé que al saber que tal vez te pierdo,
lucho por ser esa por la que vives.

Jamás pensé hacer algo como esto,
es algo que sólo tú me provocas hacer,
O solo es tal vez el saber que te quiero
y no puedo olvidar aquella vez que te besé.

Bésame otra vez, con aquella dulzura, con aquel candor...
Bésame otra vez para descubrir tus labios de miel,
Déjame vivir que alguna vez mi corazón
Imaginó como pasaba de tus labios... a tu piel...

"No perdamos nada del pasado. Sólo con el pasado se forma el porvenir" - Anatole France

viernes, 12 de diciembre de 2008

La carta


Querida amiga:

Fue muy duro regresar a ti, no te lo oculto.
Sin embargo me averguenza volver a tus brazos tan destrozada, después de abandonarte , queriendo que sanes mis profundas heridas.
Siempre estas ahí, sólo para mi.


Nunca te quejas, acallas mis gritos en las noches más oscuras.
Dedo decirte que es cierto que me alegro cuando te vas...y me duele volverte a ver.

Pero sé que estamos unidas, atadas.
También sé que eres mi amiga más leal.

En tu compañía ideo formas de protección para la proxima batalla, esas...que siempre me hacen llegar de nuevo al mismo y exacto lugar, a tu lado.


He aprendido que necesito tu compañía para recuperarme.

He aprendido a saber aceptarte cuando vuelves.
He aprendido a no temerte más nunca.

He aprendido que por mucho que duela admitirlo, te suelo necesitar.


Has sido y eres mi campo neutro, mi amiga para la reflexión.

Solo necesito saberlo...saber que algún día me dejarás volar libre de tus brazos...me dejarás ser feliz.


Y espero que también estes preparada por si vuelvo a caer cuando extienda mis alas para escapar de ti.


Necesitaba ser sincera contigo, querida amiga mia...Soledad.


Yo, Alejandra, hoy vuelvo a ti soledad, quiero que me sanes las heridas de guerra que me hizo el amor.Y ya no me averguenza pedirtelo, aunque haya huido de ti antes.

lunes, 8 de diciembre de 2008

El último truco


[...] Entonces entendió que estaba perdido, supo en aquel preciso instante que no saldría vivo de la estáncia.

Lo primero que vino a su mente fué una playa fria en una mañana de diciembre, catorce rosas blancas cabeza abajo en su diestra, el brazo a lo largo del cuerpo cruzado al frente, mentón alzado al viento, pie delante, pecho henchido y temblor de rodillas, puño cerrado tras la cadera, voz firme, mirada resuelta y un "...os amo".

Luego sintió miedo a morir.

Y pasado ese momento, apareció claro en su mente... como una idea límpida. Como si toda su destreza hubiera decidido despedirse con una obra maestra. El mas grande de todos los engaños, la mas fantasbulosa treta. La ecuación resuelta ante sus ojos conjurada gracias al hecho aceptado de su muerte.

Repasó mentalemente cada paso, cada movimiento, cada detalle, buscando deseperado un error, una imprecisión, algo que le permitiera comenzar a pensar en salvarse... sin éxito. La visión clara de la perfección le ayudó a olvidarse de sí mismo, a restar importancia a su existencia en pos de la hipnótica clarividencia de la verdad.

Se dió dos segundos para dudar, en honor a la parte humana de su conciencia. Luego tomó la decisión y su mirada cambió. Esbozó media sonrisa, alzó la frente despacio y miró un instante directamente a los ojos de su enemigo con la lunática certeza del triunfo.

Entonces cerró los ojos y lo ejecutó, limpio, perfecto, inmaculado, armónico, simplemente cierto. Iluminó el universo con un flujo colosal de endiablada habilidad concentrada en siete segundos de perfección.

Cuando terminó, la realidad misma se detuvo un instante para contemplar.

Luego se sintió caer, y su conciencia se despidió del mundo, entre los aplausos, tras el gran acto final, tras la última página de su novela... rubricada por su último truco.

... cuando le encontraron, yacía junto a catorce rosas blancas...

lunes, 1 de diciembre de 2008

El Reinado del Miedo


Agarrarás una presa, tu mano se deslizará y el vacío te reclamará por unos segundos, entonces temerás que las cuerdas, el arnes, las cintas y los bloqueadores fallen. Temerás a la muerte y dejarás de escalar.

La tormenta malogrará tu ascensión, el aire enrarecido por la altura quemará tus pulmones, el frío ennegrecerá las puntas de tus dedos y la niebla te mostrará colosales grietas y aristas hambrientas de tu error. Entonces temerás que tus fuerzas fallen, temerás que los crampones y el piolet no te detengan, el vértigo se apoderará de tí. Temerás a la muerte y dejarás de ascender montañas.

Mirarás a los ojos de quién tienes al lado y comprenderás que el amor no existe o que nunca existió, que todo lo que os aportais se ha terminado, que su compañía se ha convertido en la tumba de tus sueños. Entonces te mirarás al espejo, te verás viejo y decadente y el fantasma de tu estima susurrará palabras de locura en tus oidos. Temerás a la soledad, a no encontrar a nadie y pasarás con ella el resto de tu vida.

Las arpías te descuartizarán a tus espaldas, burlándose de lo que escribes. Tus líneas serán el alimento pútrido de la horda carroñera de enemigos que te sigue el rastro, ávida de llenar su tiempo vacío masticando con la boca abierta los jirones de información que extraen de tus lineas. Temerás la burla, la risa ajena, entonces dejarás de escribir un blog.

Tu superior te esclavizará en el trabajo, te humillará por un salario miserable, te obligará a rendirle pleitesía con una sonrisa cada mañana que adorne el desprecio que te profesa. Temerás no encontrar algo mejor y pasarás esclavizado el resto de tu vida.

La derrota pondrá a prueba tu autoestima. El esfuerzo de aprender será insoportable por ir acompañado del reconocimiento de la inferioridad. Temerás ser juzgado como débil o incapaz y dejarás de competir.

La pereza, la desidia y la gula te narcotizarán haciéndote olvidar tu lamentable estado, convirtiéndote en una criatura obesa, insana y enfermiza, sin amor propio. Temerás el sufrimiento asociado al esfuerzo necesario para volver a ser un animal sano y dejarás de hacer deporte.

El orgullo convertirá bordillos en murallas y el recuerdo vivo de los errores del pasado dibujará un segundo intento como una gesta imposible. Temerás volver a fracasar y vivirás con tus fantasmas el resto de tus días...

Un día alguien golpeará a quién aprecies, entonces temerás el dolor de una pelea y huirás a esconderte maldiciendo tu miedo...

Un día.... X, entonces temerás ....Y, y dejarás de..... Z
Un día.... X, entonces temerás ....Y, y dejarás de..... Z
Un día.... X, entonces temerás ....Y, y dejarás de..... Z